Muere un adolescente tras quedar atrapado en un hoyo excavado en la arena en una playa de Carolina del Norte
El joven quedó enterrado bajo varios metros de arena.
Foto: ALLISON JOYCE/Getty Images
Así lo informaron autoridades de la costa de Carolina del Norte Un joven de 17 años murió el sábado por la tarde tras quedar atrapado en un hoyo excavado en la playa. de la pequeña ciudad turística de Frisco, ubicada en los Outer Banks de Cape Hatteras National Seashore.
El Servicio de Parques Nacionales dijo en un comunicado que respondieron a una llamada al 911 sobre un adolescente atrapado en un hoyo excavado en un área de dunas de la playa.
El joven quedó enterrado bajo varios metros de arena. después de que una duna vecina aparentemente colapsara en un agujero, dijeron las autoridades, según ABC News.
Los guardabosques y otros socorristas trabajaron con los miembros de la familia para salvar al adolescente mientras realizaban RCP, sin embargo, Los intentos de revivir al adolescente, que vivía en Chesapeake, Virginia, no tuvieron éxito.
«Instamos a los visitantes a no cavar hoyos profundos en la playa debido al peligro que representan para los bañistas y el personal de emergencia», dijo el servicio de parques en un comunicado el sábado.
Mike Barber, portavoz del servicio de parques, dijo a The Associated Press el lunes el incidente aún estaba bajo investigación y que no había nueva información disponible.
Los pozos de arena colapsados se han cobrado decenas de vidas a lo largo de las décadas. El peso de la arena dificulta la respiración y también puede llegar a los pulmones. Esto lleva a que el cerebro y otros órganos a menudo se vean privados de oxígeno.
En 2007, el Dr. Bradley Maron y su padre, el Dr. Barry Maron, fueron coautores de una carta al New England Journal of Medicine citando 31 muertes recreativas en pozos de arena desde 1985 en los Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
La investigación de los Maron encontró que hubo 16 muertes en pozos de arena o túneles en los Estados Unidos entre 1990 y 2006, en comparación con 12 ataques fatales de tiburones durante el mismo período, según estadísticas de la Universidad de Florida.
Las víctimas, en su mayoría niños, tenían entre 3 y 21 años, con una edad promedio de 12 años.
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